>Yo soy aquel que siempre
ha vivido con las manos en
los bolsillos y el
corazón
embotonado, otra vez.
Lloro mis ojos, fuera,
hasta la enredada muerte de los días.
Yo soy aquel que te mira
parapetado desde su
asiento secreto y te escribe
poemas de amor que
nadie entiende.
Historias viejas,
saludos de días que no
existen ya.
Como yo, una ilusión que
espera un desvanecimiento.
Escucha,
escucha mis bielos.
Bebe de mí
y siente mis más oscuras
palabras.
Yo sé que no te hacen bien.
Palabras secas,
infecundas,
pero siempre desnudas,
incorruptibles.
Mi tiempo ha sido una sucesión
de decisiones equivocadas.
Entre ellas
en ese torbellino
solo me logré aferrar a una
cosa buena.
Solo una.
Asir una banca en un parque de diversiones
lejano.
Robar narices y lágrimas,
arañar el asfalto.
Historias de amor,
cuentos de viejas.
¿Recuerdas?
Pedazos de niebla y
sabor a limón.
Es una mezcla de tristezas
Vivir,
es solamente morir
con un nombre pretencioso.
Ser para el polvo
y el cemento
Caminos de piedras
cuando descalzos.
Oscuridades veloces se
estrellan buscándome.
Todos tenemos este lastre,
¿quieres dormir con estos
recuerdos?
Muertes piadosas que
siguen día a día.
Si la eternidad es la
recompensa,
revuélvete en
ella.