Duelos · Norther Winslow

>Duelos IV – Arte Poética

>Yo soy aquel que siempre
ha vivido con las manos en
los bolsillos y el
corazón
embotonado, otra vez.
Lloro mis ojos, fuera,
hasta la enredada muerte de los días.

Yo soy aquel que te mira
parapetado desde su
asiento secreto y te escribe
poemas de amor que
nadie entiende.
Historias viejas,
saludos de días que no
existen ya.
Como yo, una ilusión que
espera un desvanecimiento.
Escucha,
escucha mis bielos.
Bebe de mí
y siente mis más oscuras
palabras.

Yo sé que no te hacen bien.
Palabras secas,
infecundas,
pero siempre desnudas,
incorruptibles.
Mi tiempo ha sido una sucesión
de decisiones equivocadas.
Entre ellas
en ese torbellino
solo me logré aferrar a una
cosa buena.
Solo una.
Asir una banca en un parque de diversiones
lejano.
Robar narices y lágrimas,
arañar el asfalto.

Historias de amor,
cuentos de viejas.
¿Recuerdas?
Pedazos de niebla y
sabor a limón.
Es una mezcla de tristezas
Vivir,
es solamente morir
con un nombre pretencioso.
Ser para el polvo
y el cemento
Caminos de piedras
cuando descalzos.

Oscuridades veloces se
estrellan buscándome.
Todos tenemos este lastre,
¿quieres dormir con estos
recuerdos?
Muertes piadosas que
siguen día a día.
Si la eternidad es la
recompensa,
revuélvete en
ella.

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Duelos · Norther Winslow

>Duelos V – Ola

>Nadie se despide con un
hasta luego
cuando es para siempre.
Era una ola, gigantesca
Nadie se desdide con un
te quiero
si nunca se volverá a encontrar
una pared, una montaña
Sólo a ti se te llega a
ocurrir
vivir los minutos como horas
Extrapolar las mentiras
para un siempre.
que viene hacia mí girándose.
Imaginar que hoy es
el día que recibiré
tus letras de esperanza
como antes,
como siempre.
Revolviéndose, haciendo espuma,
levantándose
Y encender los cables
para ver hojas en blanco
cursores parpadeantes
que se aburren
y dicen nada.
erigiéndose majestuosamente
ante mis hombros.
No es cosa rara llorar y
abrazar piernas.
No es cosa rara afeitarse y
saborear el presente
día a día a noche a día.
Mis piernas no tiemblan,
mi corazón no acelera.
Corre hacia mí roja sensible
lúcida primordial.
Baja por mi cuello hombros
piernas
tobillos, como gelatina.
Espero de pie, la reto
Espejo, blanco
Embísteme
Gira puerta luz cepillo
Te espero
Puerta y tobillo
Ojos que siempre
recuerdan tus te quieros
Fuerte
Como la lluvia arrecia
Negro rojo negro rojo
¡¿Es eso lo único?!
La ola
solo me acaricia los
tobillos
sangrantes
que aún te esperan.

Duelos · Norther Winslow

>Duelos III – Noche

>A veces piensas mejor de
noche, después de un
tiempo de aturdimiento.
Las palabras se dicen solas.
No yo,
es un otro
el que escribe.
Son lágrimas, como en una
despedida.
Como cuando se desdibuja un
barco en la neblina.
Pedazos de fuego tibio.
Días solos, campanas y césped.

El gran problema es que
ya no puede haber sorpresas,
nos hemos acostumbrado
a la lógica causal. Tan
lógica, tan simple.
Si algo no sigue
se le echa en lo imposible
o lo fantástico.

Contempla a tu rebaño,
esa hueste de ojos pálidos y
ojeras inacabables es tu sangre.
Son vidas que te potencian
y por las que vives y sudas.
Muere un poco, como yo
para todos.
Silba tu vida y descubrirás
el tono preciso del tiempo
que cae.

El gran problema de las
noches es que todos están
felices y se olvidan todo.

Salir
y salir a caminar.

Cuando las cosas parecen
más desdobladas
quizá sea hora de
sacarse los ojos.

Escucha
escucha los pedazos de lamento.
Sigue,
todo lo que tienes es cerrar
la pupila.
Vigila la noche
y guarda las garras
bajo candado.
Lima tus pestañas,
nunca vas a volver
a morir
como esta noche.

Duelos · Norther Winslow

>Duelos II – Elusiones

>Yo soy lo que la vida y el
tiempo han dejado que sea.
La fiebre y el lamento cedieron
paso a la locura de escribir
de noche con ojos cerrados
Basura álgida
Arrepentirse de veras.
Poco y de a pocos vienen a verme
sin que las invoque
Historias nunca antes dichas.
Fuentes perennes de voces medias
Sables de mier-da
Orugas de herida

Salía muy temprano de la fiesta
como si se tratara de una cosa normal
y que todos hacían.
Redundaba en la pista y me
desenfocaba mirando un abril.
Sofocaba mi aliento en tus ojos,
veía pedazos de hormiga en las
veredas azules.

Yo no crecí para lo mismo.
Somos seres solitarios sin consuelo
que caminan con ventosas y
llevan la frente en la espalda
-de uno mismo y del otro también-

Salidos, oí decir con un espartañaje
cerril de infancería.
Como uno recuerda las cosas es
cosa de uno.

La casa era toda de madera y
recubierta de dulces y chocolates,
pero era la casa más triste del mundo
-me perdonarán las maestras,
esa casa olía a muerte- o a
fin de infancia, que es lo mismo.
Y éramos más felices con nuestra
llanta y nuestro tobogán primero.

Una dueña de corazones no puede
escapar de la poesía.
El latido es lo que hace legible
lo que dicen los her-manos.
Salud por aquellos que leen sin
prejuicios intelectuales, pues de
ellos será el reino de las letras.

Salida, de frente.
Dígame licenciado: ¡poeta!
Gracias, Mario, gracias.
Escuchamos tu clamor de voz
amazónea y nos emocionamos
tanto, que mier-da que nos
alegramos por tu premio y
nos uniste.

Pero no es lo mismo. Visvigilar seu-
seudovivencias enencerrado y tetem
blando de miedo y
sin corazón defiende!

Alustres muortorsies veluferam evat
Tarea oculta de mentes perservas
Salidas del fondo de
nuestra nochezón.

Salir
Salir y caminar, pensar que
todo está bien hola cómo estás
sonrisa beso mundo lindo
pero morir o será seguir muerto.

Yo nunca hubiera presagiado
mi temprana muerte,
ni mis días tan cortos de
verano.
Saludos a la tierra fresca
y el grass recién podado.

Los pasos siguen las sombras
errantes del pasado.
Aunque no queramos
estamos atados por aquello
que dijimos o no hicimos.

Caminamos jalando sombras
perennes, flurantes del tiempo.
Usamos una parafernalia de pieles encima
simbólico y preciso
siempre.

Volver, volver a escribir.
Sacarse piel.
Vivo conmigo y
no te encuentro.
Vives conmigo,
entras como una espina
en la roja muerte
Fluye fragante,
fuerza mis ojos vacuos.
Pedazos de rutina.
Garabatos incendiarios de siempre
Conjunto de canciones
ideas sin son ni ton.
Causas perdidas que anhelamos
Ojos vítreos,
infierno gélido de corazones
achicharrados.
Muertes ligeras.
Abusos del espacio
Visiones sin tiempo.

Duelos · Norther Winslow

>Duelos I – Canción de despedida

>Cada setiembre era el mismo
revolver de estropajos sucios para
comer. Exoxidarse y crucificirse.

Encontrar tiempo para odiar todo y a todos.

Carosello

Ese día vivíamos como todos los
días. Ni idea del trayecto que
nos habría de esperar al voltear
la página. Salíamos de la
biblioteca en el centro
como siempre que queríamos y
que seríamos.

Efectos marioposa.
Carrufactes.

Regalos que nunca sabríamos encontrar.

Salud por aquellos muertos
en la búsqueda de la estupidez
humana máxima.
Chicos, saluden a vuestro
padre.
Sean bueno, nos dijo esa
voz que susurraba cuando en-
tramos en aquella habitación con
las ventanas tapiadas y el olor
a muerto.

Saludos desde el pasado.
Armonías y amoríos.
Inconclusiones frescas.
Solo el amor lo pudo poder.
Hacer el amor es lo más solitario
que se puede hacer bajo la luz
de una vela.
Tener hijos es morir un poco,
como darle tu riñón de comer
a los perros.
Como sacarte en suerte
un número imposible.
Separar lo real de lo irreal.
Llorando párpados de rosa y
miel.
Horadas mi espíritu con esa mi-
rada que baja mi alma.
Me enseñas que tu poesía no
es comparable a la locura de
mis labios.
Incognosciblemente.
Saluda a mis abuelos, en el otro
extremo de esta cuerda que
tiendo.
Todos, sin excepciones, todos
secuestramos nuestro yo al nacer
y lo prostituimos hasta morir.

Nunca nos vamos a salvar de
la perdición de vivir en la
búsqueda de tres segundos de
placer ignoto.

Horrores de rosa.
Un estupendo idiopensar.
Salir y salir a caminar
ordenar las ideas
Consigue dos bolsas de arroz
y no te olvides el mango.
Celebra tu cuerpo, que solo
vas a usarlo un día.
Tu memoria te jugará las
mejores bromas del mundo.
Te dirá que fuiste algo
alguna vez y te hará matizar
momentos de gloria.

Es, a veces, como si tuviera
una bala pegada a la espalda,
un ojo en la frente y piernas
plegadizas.

De eso se trata la vida,
de esperar inocentemente grandiosos
detalles. Desempolvar momentos
en un tiempo exacto.
Desarrollar mejores funciones vitales.
Exorcizar tus errores de miedo.
Volatilizar tu interior.
Salir y salir a buscar
un trozo de vida sin señales.
Buscarte a ti mismo en el beso de un completo desconocido.
Elevar las pistas y comer tallarines.

Será mejor que no olvides tu lugar
tu tiempo y tu papel.
No salgas del tiempo.
No arrugues tu corbata y tu sostén.

Lágrimas de Dios
¿Estás segura que eres tú?
aquella que se mira todos los días
y se devuelve
infinitamente
¿estás segura que eres tú?
Salivas y miedos.
Pellejos desterrados de nuestra
enojada suerte.

Si estás leyendo de noche probable-
mente te estarás preguntando
¿qué es esto y a dónde me
estás llevando?
Esto.
Esto soy yo.

Pedazos desterrados de mis antiguas
memorias
Rincones oscuros de mi natu-
raleza animal.
Estás triste.
Como si esto fuera una despedida.
En cierto
En cierto modo
En cierto modo lo es.

Me despido de todos. Este es el
fin. He vivido ciertamente todo este
tiempo con un solo fin: estar conmigo
mismo para siempre. Pues no re-
sulta. Mi inclinación me lleva
a la vida contigo. Extraños
momentos de vida la risa la vida
y los días salidas y caminar en la
vereda de los tiempos cruzar hacia ti por
escalones de césped y concreto con tu
vestido blanco y chaqueta morada y
tus ojos muy marrones me miran y
me comen como tu cuerpo inestable y
certero fuerza del mundo arrancado
del cielo rojizo de las puertas invisi-
bles del lugar elegido como esa
península extrema alejada del cedro
fuez de nuestra extraña relación
foraz y mortella contratestinia
subarse den vuestrelera mirafi-
lirna esfiracemba y entre perfumes
de lilas será encerrada toda la
malicia del mundo y huirá de
nuestros corazones hirsutos y ardientes
de extremos conciertos verduales
intrarios en fulangeríandra, la
arrogantsia extramortal que está a
la mano de nuestro corazón
traspuesto y chorreante miel.

Sé que nada de esto importa,
ni que estas páginas qeu lamo
fueran a verse por otras gentes.
Me gusta sentir tu aliento leyén-
dolas, imaginando el momento y
las maneras como las fui escribiendo.
Carta larga.
Colección de pedazos de vida.

Esto soy yo.
Pedazos inciertos ilógicos inesperados
de rebeldía.
Muerte de a gotas.
Alianzas a muerte con fuerzas ignotas.
Variables de vida.
Fuernes vibrances.

Esta es una eterna canción de
despedida.
Ya no creo lo que pienso.
Ni pienso lo que quiero.
Ni quiero lo que soy.

No confío en lo que el otro
nos está haciendo vivir.
Y nuestra vida ya no existe ni
tiene valor.
A no ser tú.
Escapa, huye conmigo.
Inmensa luna de la estela.
Razón de vida
vida de cielo.
Ven a verme cuando esté lejos
y lleva flores a mi gastada
tumba.
No dejes que sea mi madre la
única que me llore.
Es el tiempo, el tiempo a quien
le temo.
No creo en la suerte
ni en las coincidencias.
Dios no quiere que las creamos.
Dios asume nuestras voluntades,
excreta nuestro desayuno y
luego nos pide pleitesía a
golpes.
Escucha tus propios pasos.

Cada día puede ser vivido
como el último,
pero más vale que sea vivido
como el primero,
si este es mi nacer.
Inconclusiones
desparpajos
aterraciones.

azules · días · Norther Winslow

>Los días azules

>Salíamos de innumerables corredores
para encontrarnos,
inútiles, todas las tardes.

Por aquellas épocas fumábamos aquellos Winston grises,
delgados,
mientras veíamos a las muchachas pasar.

Nada parecía poder detenernos.
Planeábamos la muerte de las tardes
entre bocanadas.

Fue entonces, como siempre en la memoria,
que ocurrió:
de entre miles de avenidas y calles,
tuviste que haber pasado frente a la mía,
frente a la nuestra.

Cruzabas la pista y parecía como si vinieras.

Las medias serían blancas
(cuántas veces, sobre esto, discutimos
con los ya no tan muchachos, en esas noches
de Ballantines en las rocas).

Las rodillas eran lunas.

La falda era escocesa y roja, eso lo recuerdo bien,
lo recordamos siempre que te recordamos.

En estas noches de muchachos que sonríen mirando al vacío.

Tu cintura delgada pronunciando los flancos
de tu vaivén hipnótico.

Entre risas, siempre, despertamos
como hacías rebotar en el suelo nuestros núbiles cigarrillos,
cada día azul,
como harías rebotar nuestras esperanzas y sueños después.

Y cómo seguíamos, idiotas, las líneas a tu corazón,
bordeados por inútiles ilusiones,
que ninguno de nosotros dejó nunca de desear,
ni siquiera en estas noches.

¿Cómo no evitarlo?
Morder esos brazos en sueños,
Subir por el cuello cerrado
de nuestras frustraciones.

¿Cómo olvidar esos labios?
Y el usual Yves Saint Laurent mentolado
que solías morder,
cuando reías.

¿Cómo no saberlo?
Entonar los cánticos, ahora con los nuestros,
al verte descender entre nubes
de lluvia.

Y recordar tu rostro, perfecto
e insensible,
como cuando nos despedimos
de ti,
aquella tarde de agosto,
con el cielo plomo,
plomo como esos ojos
reflejados en todos los nuestros,
cuando te dijimos adiós
y cerramos el libro de nuestra vida.

Y aprendimos a soñar.

A reír, recordando tu risa,
y a extrañar,
derruidos,
los cigarrillos mentolados
y los días azules.

conversaciones · imaginarias · Norther Winslow

>Conversaciones imaginarias

>El día que todos comenzaron a escribir lo único que
pudimos hacer fue quedarnos en silencio,
para que nos escuchen.

Conversaciones imaginarias.

Pasado un tiempo comenzarían a callar.
Es entonces cuando nosotros planeábamos
tomar por asalto la realidad.

Porque eso somos,
ladrones oscuros,
canciones privadas
sin ton ni son.

Proyectos siempre inconclusos.
Variedad de versos de vida sin vender

Colección de garabatos,
chiferos de historias.

abierta · Norther Winslow · puerta

>Hacia la puerta abierta

>

What might have been and what has been


Point to one end, which is always present.


Footfalls echo in the memory


Down the passage which we did not take


Towards the door we never opened


Into the rose-garden
T. S. E.

Hacia la puerta abierta,
Hacia el camino de lo que fue,
lo que será y permanece
Vamos.
Hacia el camino de los recuerdos,
De la memoria,
De las decisiones que no pudimos tomar.

Son lo mismo, en el futuro,
En ese día que no nos pudimos encontrar.

La puerta cerrada que nos mira,
Desprecio, agonía.
El suelo que gira,
Gira acercándose
Por entre las gradas del deseo.

Las mujeres en los parques que pasean,
tranquilas,
a los niños tan pequeños.

No te preocupes, pronto pasará
No te preocupes, estaré siempre,
siempre contigo
Hasta el día que el pasado y el presente
sean futuro
Atado de dedos y ojos
Con la frente en la espalda

¡Qué quieres!, ¿qué quieres?
Intensa luna del deseo
r_amera de ojos grises,
Nieve de labios suaves

¿A ti?
Sígueme
Conoce tu futuro, yo te lo diré
Amor distancia suelo

Sígueme
Conoce a tus nietos
Sé dulce y velos
Puede que lleven tu ácida vida
Puede que pueblen tus zapatos
Puede que esparzan tus cenizas extasiados
Puede que ocupen tu garganta
Y entiendan
Que es futuro no otra cosa
Que repetir errores
Con ojos niños.