>Cada setiembre era el mismo
revolver de estropajos sucios para
comer. Exoxidarse y crucificirse.
Encontrar tiempo para odiar todo y a todos.
Carosello
Ese día vivíamos como todos los
días. Ni idea del trayecto que
nos habría de esperar al voltear
la página. Salíamos de la
biblioteca en el centro
como siempre que queríamos y
que seríamos.
Efectos marioposa.
Carrufactes.
Regalos que nunca sabríamos encontrar.
Salud por aquellos muertos
en la búsqueda de la estupidez
humana máxima.
Chicos, saluden a vuestro
padre.
Sean bueno, nos dijo esa
voz que susurraba cuando en-
tramos en aquella habitación con
las ventanas tapiadas y el olor
a muerto.
Saludos desde el pasado.
Armonías y amoríos.
Inconclusiones frescas.
Solo el amor lo pudo poder.
Hacer el amor es lo más solitario
que se puede hacer bajo la luz
de una vela.
Tener hijos es morir un poco,
como darle tu riñón de comer
a los perros.
Como sacarte en suerte
un número imposible.
Separar lo real de lo irreal.
Llorando párpados de rosa y
miel.
Horadas mi espíritu con esa mi-
rada que baja mi alma.
Me enseñas que tu poesía no
es comparable a la locura de
mis labios.
Incognosciblemente.
Saluda a mis abuelos, en el otro
extremo de esta cuerda que
tiendo.
Todos, sin excepciones, todos
secuestramos nuestro yo al nacer
y lo prostituimos hasta morir.
Nunca nos vamos a salvar de
la perdición de vivir en la
búsqueda de tres segundos de
placer ignoto.
Horrores de rosa.
Un estupendo idiopensar.
Salir y salir a caminar
ordenar las ideas
Consigue dos bolsas de arroz
y no te olvides el mango.
Celebra tu cuerpo, que solo
vas a usarlo un día.
Tu memoria te jugará las
mejores bromas del mundo.
Te dirá que fuiste algo
alguna vez y te hará matizar
momentos de gloria.
Es, a veces, como si tuviera
una bala pegada a la espalda,
un ojo en la frente y piernas
plegadizas.
De eso se trata la vida,
de esperar inocentemente grandiosos
detalles. Desempolvar momentos
en un tiempo exacto.
Desarrollar mejores funciones vitales.
Exorcizar tus errores de miedo.
Volatilizar tu interior.
Salir y salir a buscar
un trozo de vida sin señales.
Buscarte a ti mismo en el beso de un completo desconocido.
Elevar las pistas y comer tallarines.
Será mejor que no olvides tu lugar
tu tiempo y tu papel.
No salgas del tiempo.
No arrugues tu corbata y tu sostén.
Lágrimas de Dios
¿Estás segura que eres tú?
aquella que se mira todos los días
y se devuelve
infinitamente
¿estás segura que eres tú?
Salivas y miedos.
Pellejos desterrados de nuestra
enojada suerte.
Si estás leyendo de noche probable-
mente te estarás preguntando
¿qué es esto y a dónde me
estás llevando?
Esto.
Esto soy yo.
Pedazos desterrados de mis antiguas
memorias
Rincones oscuros de mi natu-
raleza animal.
Estás triste.
Como si esto fuera una despedida.
En cierto
En cierto modo
En cierto modo lo es.
Me despido de todos. Este es el
fin. He vivido ciertamente todo este
tiempo con un solo fin: estar conmigo
mismo para siempre. Pues no re-
sulta. Mi inclinación me lleva
a la vida contigo. Extraños
momentos de vida la risa la vida
y los días salidas y caminar en la
vereda de los tiempos cruzar hacia ti por
escalones de césped y concreto con tu
vestido blanco y chaqueta morada y
tus ojos muy marrones me miran y
me comen como tu cuerpo inestable y
certero fuerza del mundo arrancado
del cielo rojizo de las puertas invisi-
bles del lugar elegido como esa
península extrema alejada del cedro
fuez de nuestra extraña relación
foraz y mortella contratestinia
subarse den vuestrelera mirafi-
lirna esfiracemba y entre perfumes
de lilas será encerrada toda la
malicia del mundo y huirá de
nuestros corazones hirsutos y ardientes
de extremos conciertos verduales
intrarios en fulangeríandra, la
arrogantsia extramortal que está a
la mano de nuestro corazón
traspuesto y chorreante miel.
Sé que nada de esto importa,
ni que estas páginas qeu lamo
fueran a verse por otras gentes.
Me gusta sentir tu aliento leyén-
dolas, imaginando el momento y
las maneras como las fui escribiendo.
Carta larga.
Colección de pedazos de vida.
Esto soy yo.
Pedazos inciertos ilógicos inesperados
de rebeldía.
Muerte de a gotas.
Alianzas a muerte con fuerzas ignotas.
Variables de vida.
Fuernes vibrances.
Esta es una eterna canción de
despedida.
Ya no creo lo que pienso.
Ni pienso lo que quiero.
Ni quiero lo que soy.
No confío en lo que el otro
nos está haciendo vivir.
Y nuestra vida ya no existe ni
tiene valor.
A no ser tú.
Escapa, huye conmigo.
Inmensa luna de la estela.
Razón de vida
vida de cielo.
Ven a verme cuando esté lejos
y lleva flores a mi gastada
tumba.
No dejes que sea mi madre la
única que me llore.
Es el tiempo, el tiempo a quien
le temo.
No creo en la suerte
ni en las coincidencias.
Dios no quiere que las creamos.
Dios asume nuestras voluntades,
excreta nuestro desayuno y
luego nos pide pleitesía a
golpes.
Escucha tus propios pasos.
Cada día puede ser vivido
como el último,
pero más vale que sea vivido
como el primero,
si este es mi nacer.
Inconclusiones
desparpajos
aterraciones.